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2 comentarios:
Hola Manuel, soy Sergio y ya que me he animado en esto de los blogs, qué menos que hacerlo compartiendo una pequeña reflexión en el tuyo.
Lo de "caminante no hay camino..." me choca de frente con la idea del destino, una idea que entiendo habla de un camino inscrito bajo la superficie de esa "arena de la playa" que ejercería un misterioso magnetismo sobre nuesros pasos. Esta influencia dejaria los horizontes misteriosos que habitan delante de los pies del caminante, del poeta, en caminos preestablecidos que seducen sus/nuestros pasos influenciándonos con sus cantos de sirena.
Lo que me ocurre es que esta idea es que acaba con el libre albedrío, por lo que no tengo muy clara ninguna de las dos posturas y, en estos casos, yo siempre me inclino por la del medio, es decir, tomar un poco de cada una y dejar un poco de las dos.
Me viene a la memoria unos versos de Lope de Vega que dicen "cuando me paro a contemplar mi actual estado, a tanto mal no sé por dónde he llegado. Más cuando del camino estoy olvidado, pienso que a mayor mal podría haber llegado". Yo me identifico con estos versos porque en muchas ocasiones siento como si una mano guiara mis pasos así que adiós (y pienso si no será esa la cuestión a-Dios) a lo de no hay camino. Pero en otras me parece que no hay más manos que las mías vacilantes y tentando ante la ausencia del sendero.
En fin, me identifico casi más con los versos también de Machado que dicen:
"Anoche soñé que oía a Dios, gritándome: ¡Alerta! Luego era Dios quien dormía, y yo gritaba: ¡Despierta!
Después de leer tu enriquecedor comentario, me doy cuenta que la sensación es la de que el camino que cada uno recorremos es único, en su significado y en sus matices vitales.
De ahí lo de "son tus huellas el camino nada más."
Respecto de con qué me quedo, y después de leerte, me siento en conexión con "pero lo nuestro es pasar..."
Gracias por brindarme la oportunidad de reflexionar con tus palabras.
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